Caramelo Acidulado.

Echó las hojas llenas de notas por un lado mientras se tendía sobre su cama, estaba cansado de trabajar sólo en su ser, si la vanidad tuviera una forma sería ésta, la de tomar recortes y añejarlos, también algo de exhibisionismo para algún placer voyeur, a través de un cable vivo, galerías que glorifican la personalidad, en un culto macabro carente tal vez de una mejor actitud; libérate de cualquier cadena que te atrape al mundo que acordamos en consenso estar representado aquí, hay tanto que falta por descubrir, oculto entre las letras se encuentra un mar, y al fondo de ese mar se encuentran perlas, con fecha de expiración, pues no tenemos ánimo de añadir algún conservador, radicales libres acorazados en el simple proceder de sentarte a la entrega de un momento en abastracción, estando aquí ya nada más es importante, déjalo fluir, muéstrame cómo eres cuando tus mecanismos de camuflaje se encuentran desarticulados, ahí se encuentra casi siempre lo más excitante, tal vez si se quiera, algo digno de recordarse, para regresarlo a la luz en otra intersección futura de espíritus, que busquen lo mismo, dulces momentos de distracción.

Si mis lapsos de atención tan solo pudieran ser un poco más largos, para llegar más al fondo de sea lo que sea se encuentre guiando mi intención de registrarlo, como patinando en las tangentes, así solo por diversión, será que es un círculo vicioso, el entrar, buscarte, esperar, cualquier momento es el preciso, para insinuarte pequeños juegos de palabras, autoindulgente sonrisa en mi rostro y pierdo el tren de pensamiento una vez más, realmente disfruto ésto, me repito a mí mismo, a la gente no parece molestarle, continuaré, me intriga ver que tan lejos puedo llevarlo, cuántos de ustedes aún seguirán aquí, mientras yo preparo para ustedes un dulce presente.